De lo que no quiero creer
Hace poco, una amiga me decía que hay que plantearse la posibilidad
de que lo bueno que esperamos no llegue a suceder.
Es cierto. Esa posibilidad existe.
Pero yo no quiero creer en ella. Eso sería como perder la esperanza.
Como perder las ganas y el impulso que nos hacen levantarnos cada día.
Las mismas que consiguen que volvamos a intentarlo.
Las mismas que logran cerrar las heridas, por muy profundas que sean.
Somos supervivientes. Y aunque nos queden cicatrices, como dice la canción,
siempre volvemos a amar.
2 comentarios
E. -
Elena -
También no sé quién decía que el mundo es redondo, así que cualquier lugar que parezca el fin puede ser sólo el principio...