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El sol en los pies

Una calle, dos mundos

A veces, los mundos más diferentes pueden estar separados por la más delgada de las líneas.

En el norte de Madrid, cerca de la Plaza de Castilla, esa línea se llama Bravo Murillo.

A un lado de la calle, el barrio de Tetuán, de obreros e inmigrantes, con sus entrañables tiendas y sus abuelos al sol.

Al otro, la Castellana, repleta de oficinas, de trajes y corbatas, zapatos de tacón y locales de alterne.

Y entre ambos, los juzgados. Un espacio en el que todo se mezcla. En el que los abogados con trajes de marca y blackberries comparten acera y humo de cigarrillos con todo tipo de defendidos.

Un espacio en el que amigos y familiares gritan mensajes de apoyo a quienes, desde el otro lado de los barrotes, no puden respirar el aire contaminado de la ciudad ni ver ese cielo azul que es mismo a uno y otro lado de la calle.

1 comentario

Elena -

Me gusta la reflexión...