La normalidad cotiza al alza
En estos días extraños en que, como dice la canción, vivir es un arte,
la normalidad se ha convertido en un valor cotizadísimo.
La normalidad, que no está reñida con la diversión.
La normalidad, que no es sinónimo de tedio ni de aburrimiento.
La normalidad, que evita sobresaltos y sufrimientos absurdos.
La normalidad, que allana el camino
y hace que la vida no sea un drama más que cuando toca serlo.
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IR -
Elena -